No soy más que una ilusión
que provoca el zumbido
de la imagen a este calor infernal
de la vida en tu vida.
La pasajera jaqueca
que no se calma con ningún calmante,
simplemente se va cuando quiere.
Soy un espejismo humano,
un mezcla de amor con irrealidad,
eso que siempre quisiste tener,
eso que siempre quisiste amar,
lo que tanto soñaste en una efímera realidad.
Soy como el cuento de hadas,
la historia de amor
que siempre termina
en un final feliz,
la sonrisa en esa cara
tan dura de rencor,
la cura de cada enfermedad
que se te ocurra inventar,
el invento que resuelve
todas tus necesidades.
Soy un todo puesto
en un soplido de nada.
Soy lo que tanto quieres abrazar
y enjugar tus lagrimas
de añoro en mis hombros.
Si, soy eso que tanto has deseado,
el descanso después de dormir,
la paz en el fondo de una mirada.
Soy como la más clara realidad
de la felicidad hecha para ti,
aunque sea cierto
que yo haya muerto para ti,
y que ahora sólo ronde en tus balcones,
aunque sólo añore verte sonreír.
Si, quizás sea un fantasma,
y estas mis manos un holograma ficticio,
una fantasía, un oasis imaginario en el desierto,
porque tengo todo lo que siempre necesitaste,
lo que siempre amaste, lo que siempre quisiste,
lo que siempre soñamos.
Pero aclaremos que es tu decisión,
y entonces si soy un fantasma,
una efímera pero muy lejana irealidad.
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