Ya despídete de este desazón en el alma,
deja de cuajar los sentimientos,
olvida el condimento de razón
que por ahora ya no nos conviene.
Hazte de mi, un fragmento de felicidad,
un pedazo de dulzura, un cielo en mi cielo,
un ocaso cocinado con ensueños.
Una isla, un lugar, un planeta, un misterio.
Dejas los segundos del tiempo en el reloj,
y cásate con mis instantes, con mis momentos,
deja las rutinas del dolor, las que brida tu soledad
y si puedes también despídete de ella.
A donde vamos y de donde somos,
de donde pertenecemos y de donde coincidimos,
es donde comienzas tu y termino yo,
donde la parábola del pensamiento es sabor,
esa que se paladea con los ojos,
con los ojos con los que miras adentro,
más adentro de donde se imagina,
el lugar a donde te llevo…
Despídete de tus argumentos y tus querellas,
deja los reclamos doblados en el cajón,
olvida las apariencias, renuncia a las mascaras,
desgaja tus silencios que aquí estoy.
Entierra todos tus entierros,
desviste todas tus desnudes,
acapara el millón de tus recuerdos
y deja las mentiras en su jaula.
Aquí estoy, aquel que fue creado para ti,
el que mueve las estrellas con su beso,
el que muere en cada uno de tus sueños,
no es que sea para ti, sino que yo en ti y tu en mi.
Funde con el hierro de la esperanza,
mi sangre blanca de poeta,
mi suero elixir de mortal,
convierte en una espada nuestras vidas.
Y rozaré del miedo la bravura,
desglosaré el IVA a la amargura,
extraeré tesoros de basura,
filosofaré con el Dios de las alturas.
1 comentario:
he paladeado esta confección culinaria a mis ojos, y he de aceptar que tu estilo ha mejorado bastante, no puedo creer que hace diez años ya, esta locura y pasión por la poesía haya comenzado, me gustó mucho sin embargo la nota del IVA, Rompe la cadencia, sin embargo fue tu objetivo y lo lograste
Publicar un comentario