Horas aquellas
















Ojalá hubieran permanecido
las horas aquellas
en las que te conocí.
El cielo seco y el aire perfecto
parecían conectarte
a las vísperas de tus deseos.

Deseos que yacen muertos
en la alcoba de tu alma.

Mis manos tiemblan
cual espasmo de un animal moribundo,
mis ojos perfectos
que miden la desdicha
y la esperanza
cual rio caudaloso.

Y es que en ti
las manecillas de mis sueños se detienen.
El paramo de mis secretos
se florece con tus vestigios.
Cambiando mis designios,
renovando mis decretos.

Y es que en ti
no me aparecen mis paredes y mis trincheras,
aquellas que levante previniendo de moradas.
Aquellas que deje en caso de besar las alboradas.

Y es que en ti,
aguardan las alondras que nunca conocí.
Aquellas que hice desde el principio.
Ellas nos mantuvieron tan distanciados,
tan conectados.

Ojalá hubieran permanecido
las horas aquellas,
donde te vi.

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