Finalmente 


















Si pudiera regresar a ese entonces,
y retorcer cada una de mis metáforas,
forzar al tiempo, forzar la nada a nuestros pies.
Amar, dejarte amarme, dejarme amarte.

Florecer los campos del futuro,
y sembrar instantes de gloria
como cual labrador en los campos de centeno.

Correr de la mano entre las junglas y selvas del sur.
Atrapar aquellas luciérnagas
y guardarlas en los bolsillos de la simplicidad.
Jugar con la alborada y re-escribir una vez más
todos mis ocasos, todas mis caricias y mis besos.

Besar hasta que mis labios transfieran toda mi vida.  
Y que no quede ni una gota de mi alma almacenada en mi.

Contener el todo en ese abrazo tuyo.
Curar las heridas que mantengo en la alcoba de mis secretos.
Verte llorar de frente
y dejar que las horas consuman nuestro sueño de ser uno.

Y finalmente terminar de ser poeta para comenzar a ser tu todo.
Y finalmente  aparcar los miedos y temores al muelle de tu pecho.
Y finalmente concluir esta metamorfosis, esta vereda de mi fin,

Y finalmente poder decirle a la vida; gracias ahora lo tengo todo.
Contra la felicidad

















Por qué abandono este pensamientos de quererte.
Por qué a la hora de aferrarme;
todos mis sentidos ondean un adiós para siempre.
Mis ojos parecen no llorarte
y el luto que se viste en mi alma
parece tan colorido que mi dolor
se ha declarado en huelga.

Y este olor nocturno de tus brazos
parece no dejar huella en mis ocasos.
Duermes a un lado conmigo
pero cuando despierto nunca te alcanzo.
Aun en sueños siempre te persigo
y fallidamente te me escapas de mis manos.

Surcamos juntos pero siempre contigo
el timón de mi vida desaparece.
Vamos a la deriva mientras miras
a mis ojos negros que no te miran.

Nos sentamos juntos, y nuestros hombros parecen unidos,
el silencio se hace evidente, tan evidente que no se calla.
La hora se inquieta, y el compromiso de querernos
parece una letanía sin sentido.

Y entonces las frases románticas entran en metamorfosis
y lo que era; sólo deja un cascaron hueco y asqueroso. 
Y entonces palideces frente a mis océanos,
el miedo inunda tus pupilas. 
Lo que ahora digo, lo que ahora exhalo
pasa inadvertido a tus sentidos.

Moramos entres supuestos y predicamentos,
los minutos se vuelven incomodos e intolerantes
mientras desafiamos la gravedad al mezclar lo bajo con lo alto. 
Prorrumpimos a la suerte
y aquí sentado en la banca del olvido
puedo repasar cada instante.

Conspiramos contra la felicidad,
aquella que sin lustros parecía tejerse entre nuestros deseos.
Entonces un ambiente tan ambiguo
se respira en este amor,
que no entiende de destinos ni de promesas.

Y; ni como decirle a las estrellas que se equivocaron,
saboteamos a lo predestinado
en la eternidad de nuestros regazos.
Dividimos el cordón de tres dobleces  
y bordeaste el centro de mis centros.

Por qué me miras fijo
cual ciego mira fijamente a la nada.
Por qué ausente como sordo al concierto
escuchas lo que  digo.

Nunca creí que pudiéramos congelar el fuego
y deletrear un hasta nunca con acento.
Revolvimos los parajes del deseo
y curamos la mascara de nuestras vidas.

Me tomas de la mano y pides que me quede,
pero mi corazón ha zarpado lejos,
y no me dueles, no me entiendes,
sólo murmuramos contra la felicidad
Crónicas etéreas















Crónicas etéreas, lúmenes al descubierto.
Húmedos baldones rozan mis labios,
dejando en tus horas mi corazón abierto.

Noches de codicia, días de estulticia,
acaricio de tus sienes cientos de moluscos
y deduzco alboradas sin malicia.

Crítica la hora del deseo taciturno,
libido, mórbido, acaudalado de la nada
nos hunde  en los mares de Saturno.

Nínive de mis placeres y señuelos,
convídanos de los momentos inútiles,
eleva nuestras manos con tus vuelos.

Girasoles necios de mis sueños,
bifurquen al paramo ignoto del destino, 

conjúrense a las alas de sus dueños.