Crónicas etéreas















Crónicas etéreas, lúmenes al descubierto.
Húmedos baldones rozan mis labios,
dejando en tus horas mi corazón abierto.

Noches de codicia, días de estulticia,
acaricio de tus sienes cientos de moluscos
y deduzco alboradas sin malicia.

Crítica la hora del deseo taciturno,
libido, mórbido, acaudalado de la nada
nos hunde  en los mares de Saturno.

Nínive de mis placeres y señuelos,
convídanos de los momentos inútiles,
eleva nuestras manos con tus vuelos.

Girasoles necios de mis sueños,
bifurquen al paramo ignoto del destino, 

conjúrense a las alas de sus dueños.

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